miércoles, 30 de junio de 2010

Diario de un viaje al norte de la India 28 09 2009

Hoy es el festival de Durgá pujá.
En la zona donde estábamos de la india se denomina Dussehra (La India del norte) - estas palabras significan literalmente “el Victorius décimo” un festival hinduista que se lleva a cabo en honor a la diosa Durgá y una ocasión para celebrar el triunfo del bien sobre el mal.
Según la leyenda, La historia de Durga parte de Mahisasura, el búfalo demonio, a través de años de oración, recibió la bendición del señor Brahma, de que ningún poder podía matarlo. En el momento que consiguió este poder, comenzó a causar estragos en todo el mundo y a matar gente. Inclusive quería erradicar a los semidioses. Los semidioses, consternados combinaron sus poderes, invocaron a Durga, y colocaron cada una de sus armas más potentes en cada una de sus diez manos, y para montar, le dieron un león, tras esto Rama invocó a la diosa Durga antes de entrar en la batalla con el demonio Ravana y acabar con él.
Durante 10 días los ciudadanos hacen efigies coloridas de Ravana, kumbhkarna y megnad y el ultimo día del festival (gran Mela) los prenden fuego para acabar con el mal, rodeado de ferias, festividad y disfrute. (Tipo las fallas en valencia).
Nos ha costado levantarnos mogollón, estamos agotados, desayunando era como si estuviéramos dormidos pero con los ojos abiertos, hoy toca visitas a templos de las montañas, existen varios templos pero vamos a ver dos, “Chandi Devi”. Este templo se encuentra en la cima de una colina llamada la Neel Parvat que está en el otro lado del río Ganges. El templo fue construido por el rey de Cachemira, Suchat Singh, en 1929 AD. Chandi Devi está a tres kilómetros de caminata desde el Chandi Ghat y se accede caminando o tomando un teleférico (topway- cable car) muy particular. “Mansa Devi”. Este templo está situado en la cima de una colina llamada la Bilwa Parvat. El templo se puede llegar por tomando la ruta normal caminando hacia la cima o cogiendo un teleférico. Desde la cima de la colina hay una excelente vista de Haridwar. La entrada para ambos cuesta 125 Rs y existe un transporte entre ellos.
Llegamos en coche a “Chandi Devi”, cogemos entrada para los dos templos y subimos en el teleférico, muy curioso, era la primera vez que montábamos en uno parecido. El templo está lleno de Indis, hay mogollón de lisiados, pobres, leprosos que piden limosna para comer. Una vez sales del teleférico, hay que subir una pequeña cuesta animada por gente disfrazada de divinidades que posan para hacerse fotos y te ponen un bindi a cambio, claro está, de rupis. La visita al templo hay que hacerla descalzos, en la entrada hay un deposito para que dejes tu calzado. La visita se hace un poco pesada porque hay mucha gente y somos conducidos por pasillos con barandillas como el ganado, el calor es espectacular y eso que es pronto, la gente lleva arroz, cocos o comida para ofrecérselo al dios, solo te permiten estar unos segundos ya que la gente empuja, Es curioso cómo va toda la familia agarrados de la mano y llevan hasta bebés, su devoción es sorprendente. A la salida varios santones (si quieres o te dejas), te ponen un bindi con arroz y enrollan en tu muñeca un hilo de algodón rojo, derecha hombres e izquierda mujeres, mientras recitan tu nombre u unos mantras, luego te piden una moneda que enrollan en el hilo y te dicen que guardes en tu bolsillo, también te inclina y golpea tu espalda mientras recita palabras en indi, cuando terminan esperan un donativo, nos parece atractivo y lo hacemos (nuestro carma aumenta, aunque no notamos nada jeje). Cuando salimos tomamos un refrigerio rodeado de familias que se toman un descanso y al terminar decidimos ir caminando por la loma hasta un mirador desde donde se divisa el Ganges y la ciudad de Haridwar, contemplar esto es fantástico, aunque la bruma impide tener una vista buena, el calor nos obliga a volver sobre nuestros pasos hacia el templo, en el camino por el que se accede al templo caminando, y que utilizan casi todos los indis, hay puestos de fruta y dulces, probamos una especie de raíz gigante que tiene un sabor agradable y fresco, el chico los corta para dejarlo limpio y saca lonchas con forma de triangulo que me recuerda al queso. Volvemos al teleférico para descender. Cogemos el coche y cruzamos el Ganges para ir al templo de Mansa Devi, aparcamos en el camino que sube si vas andando y bajamos por una barriada pobre que me deja perplejo ya que la tenemos que atravesar entera y vemos la vida indi en su estado puro, la gente nos observa y saluda con una sonrisa en la cara, "nos encanta callejear". Cuando llegamos al templo, hay una cola muy larga y tenemos que esperar en una sala con ventiladores durante mucho tiempo, llamamos la atención de la gente, nos piden hacerse fotografías con ellos y no les molesta que les fotografíe, una niña nos hace preguntas con mucha educación siempre empleando la palabras “sir”, nos pregunta si somos de la india y de que parte, si estamos cansados y como nos llamamos, etc. Este rato que podía ser tedioso por el calor se convierte en algo agradable por la compañía y lo que nos divertimos con la familia, compartimos lo que llevamos y ellos comparten lo que tienen, me acongoja. Cuando finaliza la espera nos desplazamos por pasillos guiados hasta la subida, una vez en el templo, hay muchísima gente, la cola para coger el teleférico de bajada me parece desorbitada y el calor va en aumento, vamos que me planteo bajar luego andando. El acceso al templo hay que hacerlo descalzo también, y si pensaba que solo había gente haciendo cola para bajar, me equivocaba, entrar también es un suplicio, filas de gente con ofrendas se empuja sudando como pollos para acceder al templo pasito a pasito, casi nos separamos de los empujones, pero nadie se enfada y todos con la sonrisa en la cara, nos dejamos llevar por la corriente hasta el dios, casi no se puede ni ver ya que la gente se agolpa para depositar las ofrendas, hay indis dedicados a separarla, abrir los cocos y colocar todo alrededor del dios. En la salida compramos un collar de rudrax y uno de cristal que tenía muchas ganas de ellos, tienen hasta su certificado del templo (jeje). Hacemos la parada de rigor para descansar e hidratarnos con agua y al ver que la cola sigue igual buscamos el camino para bajar andando, el camino merece la pena hacerlo ya que está lleno de tiendecitas, sadhus, santones, gente pidiendo, monos y demás, nos parece atractivo y lo hacemos tranquilamente entre paradas de la gente que nos hace preguntas y nos pide hacernos fotografías con ellos (parecemos monillos de feria). Cuando por fin llegamos al coche el hambre es atroz, así que buscamos un restaurante donde saciarnos, y reponer fuerza para la tarde… Bajamos a la zona del Ganges donde tienen montada una feria en una explanada con las esfinges de los demonios para quemarlas por la noche. Somos el centro de atención mientras caminamos por la feria observando los puestos con curiosidad, hay tiendas de nubes de azúcar "rusticas", mascaras, frutos secos, comida, bebida, etc. Hay mucha gente disfrutando de la fiesta, de vez en cuando nos rodean los chicos para darnos la mano y salir corriendo de vergüenza, durante el paseo salimos de la feria y entramos en una zona de “Sudras, la casta más baja” donde la pobreza se hace latente, viven en tiendas de campaña y acumulan la basura a su alrededor, aunque se continua viendo la sonrisa en la cara de todos, un chico nos alerta que huele muy mal pero que no hay peligro, ya nos lo había dicho antes Mahendra. Cuando volvemos a la feria decido liarme un cigarrillo y se convierte en la atracción de los indis, al principio nos parece curioso, después me piden hacerse algún cigarro y se lo doy pero lo que quieren es el paquete de tabaco entero, me da la risa mientras le cojo de las manos el tabaco indicándole que le doy para un cigarro, no saben liarlo y al final me toca liárselo, el barullo continua y decidimos salir de la presión ya que la curiosidad india es demasiado agobiante. Nos acercamos a la orilla del Ganges, es impresionante la cantidad de pobres y gente pidiendo que hay, no sé si será porque hoy es el día 10 de la festividad de Durga y hay mucho reclamo de turistas indios que vienen a la ciudad. En la orilla muchos se bañan y realizan las abluciones, la atracción que me produce el frescor del agua es tanta, que decido bañarme ya que el rio tiene mucha corriente y no baja sucia, me quedo en gallumbos entre las miradas curiosas de la gente que me señala desde el puente y las escalinatas. Car se descojona y me hace fotos. El agua viene a tal velocidad que te arrastra, nadar es imposible, bueno se puede pero no te mueves del sitio haciendo un esfuerzo total, tienen unas cadenas para que te agarres y no te lleve la corriente. Es súper reconfortante el baño, lo disfruto como un niño y aumento mis turis para llegar al nirvana (jeje, tengo power…). Al salir me espera una mujer con leche en un jarro para que la vierta en el Ganges como ofrenda, para pedir por nuestras almas y la reencarnación, una especie de paripé para obtener dinero, disfrutamos del atardecer sentados en las escaleras del Ghat. Cuando me visto nos vamos a la otra orilla donde está la ciudad, sorteando pobres y disminuidos todos nos piden al vernos, es normal somos turistas y tenemos dinero, pero es muy conflictivo dar a unos si y otros no… solo cuando pasamos desapercibidos damos algo y continuamos rápidamente. Llegamos a una calle donde hay un bazar y lo recorremos dejándonos seducir por los atractivos colores de las tiendas y las gentes, y no tanto por los olores que a veces son insoportables. Una vez en la calle principal música a lo lejos llama nuestra atención, viene una carroza con las divinidades Rama y Ravana montadas en ella y acompañados de un sequito que danzan al ritmo de los músicos. La vuelta la hacemos callejeando por otra parte del bazar, compramos una caja de metal y polvo rojo para los bindis, se está acercando la hora del aarti en el Har-ki-pauri así que nos acercamos a verlo esta vez desde el puente, llegamos tarde y como hay tanta gente no nos planteamos entrar, a nuestras espaldas comienzan los fuegos artificiales y la quema de las esfinges, decidimos sentarnos en las escaleras del ghat a ver el espectáculo, nos abordan de vez en cuando mendigos pidiendo insistentemente, a los que no les vale que les digas que no, pasamos y al final son los propios Indis que están a nuestro lado quienes les reprenden, disfrutamos del entorno hasta que se hace tarde y comenzamos el camino de regreso sorteando gente, ricksaw, motos, bicis, vacas, mierdas de vacas y demás elementos hasta la estación de ricksaw, cuando llegamos intento negociar el precio 10 rs por persona pero no están dispuestos a bajar de 90 por los dos, a pesar que les digo que vale 10 rs, lo intento con varios ricksaw, incluso con los que llevan a gente, pero es tan duro que al final paso de su cara y nos vamos andando, tardamos 30 minutos en llegar, el camino lo hacemos con una multitud de gente que va camino de Risikesh donde por el camino hay más esfinges del Rama y Ravana, los jóvenes llevan trompetas que tocan mientas ríen, como es de noche pasamos mas desapercibidos, pero cuando nos ven, nos saludan joviales, es un espectáculo vivirlo. Mañana tenemos planteado ver el aarti a las 6,15 de la mañana, que a mí me parece más atractivo, ya veremos si es así o no,

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